Traducir página y relato

viernes, 18 de mayo de 2012

Marejada. Por Soraya Romero.




Consumida, entregada al mar, a tu cuerpo dibujado en el ocaso, al salitre de tus besos y a la humedad de tus palabras parezco seguir empapada de ti, y tu atmósfera retiene todo el agua de mis ojos.

Me acaricio, me acaricias, deambulamos por mi piel y la sombra de tus manos dibuja mis caderas devoradas con avidez por tu boca, como Cronos engullía a sus hijos, deseando prolongar el tiempo a dentelladas para acabar conmigo antes de que mi lengua de serpiente te ate a mí, antes de que este veneno te haga mío para siempre.

Mis pechos se tornan firmes, sabor marino, color coral, jugosos, tuyos, mientras tus labios recorren mi torso desnudo para perderse más abajo de mi ombligo, para degustar el fruto de mi vientre, el principio del comienzo, allí donde las olas rompen con fuerza hasta desgarrar mi alma con sus espumosas zarpas blancas.

Me deseo porque descansas en mi cuerpo y nadas en mi sudor, porque me siento tan dentro de mí como si realmente fueras tú, enajenada, azotada por el calor de los recuerdos, extasiada hasta la locura... Es entonces cuando las olas alcanzan la orilla y penetran en el abismo escondido entre mis piernas, embistiéndome, sacudiéndome hasta hacerme estallar en un orgasmo que invoca tu nombre, que arrebata mis sueños. Vuelve Neptuno. Regresa Poseidón.

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