Traducir página y relato

miércoles, 8 de febrero de 2012

Humedad. Por Mercedes BFC.



Es tarde, muy tarde. Hace ya horas que estoy durmiendo cuando siento tu llegada. Oigo tu respiración y cómo te mueves mientras te quitas la ropa. No quiero moverme, solo escucho. Siento cómo el colchón se hunde bajo tu peso y cómo las sabanas se mueven según entras en la cama.

No quiero abrir los ojos. Quiero saborear el momento.

Tu cuerpo se acerca suavemente al mío y noto tu aliento en mi cuello. No me muevo, no abro los ojos, y creo que incluso aguanto la respiración mientras espero.

Apartas tiernamente el pelo de mi cara y depositas un beso en mi mejilla. Por un momento, temo que no haya más, pero no es así, porque inmediatamente siento cómo tu mano se posa en mi cintura y subes lentamente por mi costado, por debajo de mi brazo, hasta llegar a mi pecho, y comienzas a jugar con mi pezón.

No quiero abrir los ojos. Sonrío. No me muevo.

Deslizas tus dedos, en una caricia tenue que hace que toda mi piel se ponga de gallina, hasta mi ombligo, y te detienes por un momento. Sabes que me gusta sentir tu mano sobre mi estómago. Y luego vuelves a ascender, haciendo que mi cuerpo gire para pasar de estar de costado a estar boca arriba, y comienzas a besar mi cara y mis ojos con suaves besos, mientras tu mano encuentra mi otro pecho y comienza a acariciarlo.

No abro los ojos cuando siento tus labios sobre los míos. Y tampoco los abro cuanto tu lengua se introduce entre ellos.

Me gustan tus besos. Me gusta besarte. Y subo mis manos a tu cabeza para enredar mis dedos entre tu pelo y corresponderte. Tu lengua explora mi boca y todo mi cuerpo despierta a tus caricias.

Tu mano desciende de nuevo y se introduce entre mis piernas, y yo las abro ligeramente, facilitando tu camino. Acaricias mi clítoris con tus dedos, fuertes y algo ásperos. No puedo evitar gemir levemente mientras sigues besándome, moviéndolos cada vez con más rapidez, y muevo mi cadera siguiendo el ritmo que estás marcando.

No abro los ojos cuando tu boca desciende por mi mandíbula para llegar a mi cuello y muerdes con increíble delicadeza mientras me penetras con tus dedos. Vuelvo a gemir, y siento cómo tus labios sonríen contra mi piel.

Sigo acariciando tu cuello, y comienzo a recorrer tu cuerpo, tu pecho, tu abdomen… estoy cada vez más excitada y quiero tocarte y corresponder al placer que tú me estás haciendo sentir. Quiero sentir tu erección en mi mano, pero te mueves, y tus dedos abandonan mi interior mientras sitúas tu cuerpo sobre mí, entre mis piernas, y tu pene acaba justo sobre mi clítoris. No creo que puedas imaginar cómo me excita sentir palpitar tu sexo contra el mío.

No quiero abrir los ojos. Lo que quiero es besarte, recorrer tu cara con mis labios, morder tu mandíbula y lamer tus orejas. Acariciar todo tu cuerpo y descender por tu pecho con mis labios hasta llegar a tu polla, introducirla en mi boca y escuchar tus gemidos de placer mientras juego con ella.

Pero en este momento tú llevas la iniciativa. Solo puedo seguir tu ritmo y hacer aquello que tú me dejes hacer.

Vuelves a besarme profundamente mientras que yo acaricio tu cabeza, tu cuello, tu espalda y sigo descendiendo hacia tus glúteos. Quiero sentirte en mi interior, quiero sentirte sobre mí, y no quiero que este beso termine.

No quiero abrir los ojos cuando mueves tu cadera y comienzas a penetrarme.

No quiero.

Pero no puedo evitarlo.

Y abro los ojos a la realidad de tu ausencia.

A la realidad de mi soledad.

Y mientras percibo la humedad de mi deseo no satisfecho entre mis piernas otra humedad, totalmente distinta, se apropia de mis ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...